lunes, 13 de junio de 2016

AMISTA EN LA FAMILIA




Para muchos padres, la amistad con los hijos se ha convertido en la nueva meta a alcanzar, anhelo que les ha hecho olvidar su autoridad y que ha producido efectos no deseados.

Durante milenios, la familia ha tenido una estructura autoritaria. El sentimiento correcto de los hijos hacia los padres era el respeto, la piedad filial, que, con frecuencia, se convertía en miedo.




 En este escenario, la madre, también sometida a un régimen patriarcal, se esforzaba en proteger al hijo, a escondidas para no ofender al marido, colaborando con su sumisión al miedo familiar.
¿Ser amigo de los hijos es posible?

Los nuevos padres quisieron romper la ancestral lejanía de sus hijos. La palabra que parecía resumir mejor ese nuevo sentimiento era amistad y, entonces, los padres y las madres, llenos de un profundo y sincero deseo de hacer las cosas bien, anhelaron ser amigos de sus hijos. Este bienintencionado afán ha producido efectos no deseados.

 Muchos padres han abdicado de su autoridad, sin conseguir por ello acercarse a sus hijos. Para evitar enfrentamientos, han preferido aguantar cosas que no les gustaban.


Es importante tener en cuenta que lo importante no es juzgar los sentimientos, sino los actos. Los hábitos comunicativos han de establecerse desde la infancia. 

Solo así pueden resistir la turbulenta etapa de la adolescencia, cuando los grupos de iguales se convierten en el centro vital de las muchachas y los muchachos.

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